La galvanización es un método utilizado para proteger el acero contra la corrosión al recubrirlo con una capa de zinc. Mediante el zinc se crea una capa adherente, resistente y dura, ideal para ambientes preponderantemente húmedos o corrosivos
El proceso de galvanización se realiza generalmente de dos maneras: galvanización en caliente y galvanización en frío.
Galvanización en caliente:
- Preparación del acero: Primero, las piezas de acero que se van a galvanizar deben limpiarse de impurezas, como aceites, grasas, óxidos y suciedad. Esto se logra mediante técnicas de limpieza química y/o mecánica.
- Inmersión en el baño de zinc fundido: Luego, las piezas de acero limpias se sumergen en un baño de zinc fundido a una temperatura de aproximadamente 450°C (842°F). El baño de zinc fundido está contenido en un horno especial.
- Reacción metalúrgica: Cuando el acero se sumerge en el zinc fundido, se produce una reacción metalúrgica entre el zinc y el hierro del acero, lo que da lugar a una capa de aleación de zinc- hierro en la superficie del acero. Esta capa es muy adherente y proporciona una excelente protección contra la corrosión.
- Retirada y enfriamiento: Después de un tiempo adecuado en el baño, las piezas de acero se retiran y se dejan enfriar. Durante este proceso, el zinc solidifica y forma una capa exterior de zinc puro sobre la aleación de zinc-hierro.
Galvanización en frío:
La galvanización en frío es un proceso más rápido que la galvanización en caliente y se utiliza para recubrir piezas pequeñas de acero con zinc. El proceso implica:
- Preparación del acero: Al igual que en la galvanización en caliente, las piezas de acero deben limpiarse a fondo.
- Aplicación del recubrimiento de zinc: El zinc se aplica a las piezas de acero mediante diversos métodos, como inmersión en un baño de zinc a baja temperatura, pulverización o aplicación de recubrimientos electrolíticos.
- Secado o curado: Después de aplicar el zinc, las piezas se secan o curan según el método utilizado.
Ambos métodos de galvanización, en caliente y en frío, proporcionan una protección efectiva contra la corrosión del acero. Sin embargo, la galvanización en caliente generalmente ofrece una mayor durabilidad y resistencia debido a la formación de la capa de aleación de zinc-hierro más gruesa y adherente. La elección del método de galvanización depende del tamaño y la forma de las piezas de acero y los requisitos específicos de protección contra la corrosión.
La durabilidad del acero galvanizado
La durabilidad de un tubo de acero galvanizado puede variar dependiendo de varios factores, como el entorno en el que se encuentre, la calidad del recubrimiento de zinc, el grosor del recubrimiento y el tipo de acero utilizado. Bajo condiciones adecuadas y en entornos no demasiado agresivos, un tubo de acero galvanizado puede durar entre 50 a 100 años o incluso más. En aplicaciones industriales, construcción, infraestructura y sistemas de tuberías, donde la protección contra la corrosión es esencial, el uso de tubos de acero galvanizado es una elección común debido a su larga vida útil.
Es importante tener en cuenta que si el tubo de acero galvanizado está expuesto a ambientes extremadamente corrosivos o está sometido a condiciones severas, como altos niveles de humedad, productos químicos corrosivos o abrasión constante, la vida útil podría ser menor. En estos casos, es posible que se requiera un mantenimiento regular y la inspección para asegurar la integridad del recubrimiento de zinc y tomar medidas preventivas ante posibles daños.
La galvanización del acero es un método confiable para prolongar la vida útil de los tubos de acero y proporcionar protección contra la corrosión, pero la durabilidad específica dependerá del entorno y el cuidado que se le brinde al tubo durante su vida útil.
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